soñar con nieve blanca y montañas

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—Mira a su padre y se imaginaestrangulándolo, hundiéndole los pulgares en la garganta.—Es la única forma. Perdiz se agacha delante de la niña.—¿Te metieron en una especie de molde con forma de cuerpo? Asegúrate de precisar símbolos para dar con las revelaciones de sus sueños nevados. Mi padre en realidad tuvo problemas por fraude fiscal y lometieron en la cárcel antes de las Detonaciones. Tenemos gente en el centro de rehabilitación.Incluso el guardia que la escoltó hasta fuera es de los nuestros. Y tenemos quepensar en cómo reparar las averías. Yo que tú no contaría con ello.LydaBronceLa casa está apuntalada por una chimenea por un lado y por el otro por unaescalera. Siguen unidos.El copo de papel le tiembla en la mano. Uno extiende las alas y hace unmolinillo… ¿ es su visión? Rememora la escena de cuando period pequeña y cruzabael río lleno de cadáveres. ¿Es que no te acuerdas?«Iralene. Bradwell lleva a Fignan bajo el brazo y los dos mapas, sucios yarrugados ya, remetidos por el cinturón.La corriente es rápida, y eso hace que se acuerde de las niñas fantasma.—Ancho el río, la corriente corre, la corriente corroe, la corriente corre. Y no puede creer en la historia de Iralene, al menos no del todo,porque sigue sin verle el sentido. Esalucinante. No puedo morir —repite, como quien confiesauna profunda tristeza—, todavía no.—Illia, no estás muriéndote. Su padre no hubiese hecho nada de eso si su intención periodmatarlo: ¿para qué molestarse? Elabuelo las llamaba «iglúes» y Fandra y ella se ponían a castañetear los dientes,como si fueran esquimales. ¿No?Y entonces la aeronave pega una sacudida y se detiene por los cables que tiran delos lados. ¡Sabía que te encontraríamos!—¿Estás ya en la academia? Disfruta de opiniones 100% objetivas que buscan traerte productos de calidad y probados en tiendas como Amazon, webs con gran facilidad de compra y devoluciones totalmente gratuitas. Está oscuro, a pesar del resplandor de la luzdel avión que sale por la puerta, el parabrisas y las escotillas.Bradwell se pasa las manos por el pelo y se rasca con fuerza las cicatrices de lamejilla.—¿Qué quieres?, ¿que me vaya sin Fignan?Bradwell suspira, coge la caja y se la pasa por la puerta. ¿Es una niña de la Cúpula?, ¿una pura?Por un segundo vuelve a acordarse de la Navidad, de sus compañeras de laacademia, siempre acompañadas por carabinas, cantando villancicos por los pasillosde la residencia de los chicos. Se agachan detrás de un arbustoespinoso con hojas cerúleas.A través de los árboles vencidos, Lyda ve deslumbrar la Cúpula sobre lamontaña, con un resplandor frío y estéril. ¿Es así como consigue su aspecto juvenil?, ¿gracias a una especie deestado criogénico, a una hipotermia autoinducida?Iralene. La lunaarroja una luz tenue. —le pregunta a Perdiz.—Me ha ayudado Lyda. ¿Es eso lo que el soldado quería enseñarle? El horizonte está ahoracubierto de terrones que surgen de la tierra: han olido a muerte y han venido a darseun festín.Bradwell sale corriendo hacia la trampilla que da al túnel, la abre y se cuela en elinterior; con toda seguridad va a por Fignan y los mapas.Perdiz sale de debajo del soldado muerto y echa a correr, sus botas aporrean confuerza la tierra reseca. Si pensase que hay un lazo más profundo entre ambos,tal vez no se lo tomase a bien, es un tipo bastante impredecible. Oye el zumbido de la electricidad.Corre por la fila buscando a Jarv, hasta que finalmente lo encuentra, el cuarto porel ultimate, con su nombre claramente marcado en la cápsula. Se encontró adentroEl almuerzo, sumado a la noche que había pasado en blanco en el castillo, me dejó exhausta. Después de comer apenas podía ... Dormí profundamente, sin soñar, sumida en esa clase de sueño que al despertar te deja inquieto y desorientado. Si no consigo queregreses…Le pone furioso que su padre haya orquestado aquel plan retorcido, pero Iraleneparece angustiada.—Hablaré con él y lo solucionaremos —le promete a la chica.Los señores Hollenback ya están allí, y antes de poder aclarar la situación,Perdiz se ve envuelto por una oleada de entusiasmo, felicitaciones, apretones demano, abrazos y palmaditas en la espalda.—Bueno, bueno, Julby, ¿qué te parece? Mira hacia el techo de cristal de lacabina de mando y al cielo gris y ventoso que se entreve por el tejado inexistentedel Capitolio. Están llegando. —Perdiz tiene que encontrar a Glassings; estabaen la lista que le enseñó su madre en el búnker, la de la gente que esperaba quevolviese el cisne… «Cygnus», la palabra que susurró cuando le contó todo aquello—. Coge aire con fuerza y sellena los pulmones al máximo.—Ejecutadlos —cube el oficial—. Cuandoatraviesan a paso ligero la galería de viejos retratos de directores, ve de refilón alque estaba en el cargo cuando Sedge murió, el que lo llamó a su despacho y le diola noticia. La caja va aceptándolos todos con una luzverde.Y aparece la última de las luces verdes.Wilda busca la mano de Pressia y la agarra, mientras todos se quedan a laespera… ¿de qué? Nada, solo lahabría abrazado con fuerza, como hizo desde el principio, cuando no la conocía denada y solo era una niñita perdida que ni siquiera hablaba inglés. ¿Qué quiso decir?—Ni concept.—Llegará un momento en que tendremos que aceptar que hay misterios que nopodemos resolver.Piensa en los estúpidos poemas de amor de Willux y en las dichosas serpientesenroscadas que no paraba de pintar. Repasa los indicadores de la consola, todosbien etiquetados: «bucky delantero», «bucky principal», «bucky trasero».—Fignan, dime algo. ¿Tevale? Tiene los labios calientes. —Lyda no se imagina qué puede marcar la diferencia en unabatalla contra la Cúpula.Ahora es Syden quien rebusca en el saco de caza de su madre y saca dos pedazosde papel manchados de ceniza. Soñar con esquiar en la nieve puede indicar que no estamos realmente abordando nuestros sentimientos más profundos, y simplemente “patinando sobre la superficie” de un problema que sabemos necesita mucha más atención. Pressia mira de nuevo ala orilla y la cabellera sedosa de la alimaña se abre en dos como un telón y de ellasurge entonces un brazo humano, delgado y oscuro… ¿será una niña fantasma? —espeta Perdiz, que recuerda entonces que Glassings fueen otros tiempos su profesor y se disculpa—: Perdone, señor, pero seguro que mipadre logrará averiguar de dónde provienen. Pero, en vez de eso, los conservóaquí, por una cuestión de sentimentalismo.Al doblar otra esquina se encuentran con una fila de ventanas en lugar de máspuertas. Cuando la araña emite una última notaprolongada, Il Capitano se lanza en plancha al suelo.La araña enganchada a la pierna del hombre explota.Le zumban los oídos a Il Capitano y lo ve todo negro. No.—¿No te persigue la visión de la muerte?Se aparta como un resorte del cuerpo decrépito de su padre, va hasta la pared delfondo y pone las manos sobre los azulejos fríos; la férula del meñique resuenacontra la cerámica.—Querrás decir del homicidio.—También te lo borrarán. ¿Te acuerdas de que nuestra madre solo pudo proteger una parte de tucodificación?, ¿y que a mí no pudo darme nada? Lyda no está segura pero no parece ocurrir nada. Tiene a la niña cogida de la mano.—¿Cómo estás? Tal vez aquí siganexistiendo las luciérnagas, y quizás en alguna parte haya mariposas azules, de las deverdad. El mundo del sueño que ha creado tu subconsciente puede presentar nevado con tu anterior pareja emocional. Otro asesinato.—Yo no soy un muerto —intenta defenderse Perdiz—. Mantente ojo avizor.No pares de buscar.Y entonces Helmud aprieta los brazos alrededor de su hermano y le dice:—Pares de buscar.Il Capitano se queda quieto. ¿Crees que podrásayudarme?Están muy pegados el uno al otro. Se trata de una cúpula rota hecha de piedra clara ahora más bien gris. Coge un puñado de hiedra y tira con fuerza para despejar no solo elumbral sino también el ventanuco que hay por encima del travesaño de roca.El sol asoma ya por el horizonte, y Pressia se apresura a recorrer el pasadizoestrecho y oscuro, de menos de veinte metros, hasta llegar a una cámara pequeñacon forma de cruz y dos pequeños recovecos a izquierda y derecha. La alimaña le echa el aliento en la cara.Esta vez Il Capitano determine embestir sin más la alimaña y cogerla por la piel delcuello, aunque no por ello para de morder y arañar. —No lo sé, lo siento. Llevo media vida esperando la posibilidadde que te enamores de mí. —grita Helmud.—Estamos bien —le responde Il Capitano. Se tapa la boca con la mano y se dice a sí misma que va a volver. —Bradwell la abraza con fuerza—. Argentina - Chile - Colombia - España Estados Unidos - México - Perú - Uruguay Título original: Black Wings Beating Editor original: Farrar, Straus and Giroux for Young Readers Traducción: Julieta Gorlero 1.ª edición: abril 2019 Todos los nombres, personajes, lugares y acontecimientos de esta novela son producto de la imaginación de la autora . Estamos en esto juntos.Y es entonces cuando nota el primer trozo de enredadera subiéndole por lamuñeca y apretándole luego como unas esposas bien ceñidas, con las espinasaguijoneándole la piel. ¿Hasta dónde va a llegar la farsa? Bradwell e Il Capitano se llevaron el grueso de laspertenencias de su madre, pero Perdiz escondió los viales bajo su chaqueta.Ahora los contempla de uno en uno y siente su tacto frío. ¿A quién le han dado? Ha tenido un repunte en su enfermedad. Hemos estado esperándote.PerdizDebajoVinty parece saber que está volviendo el guardia del carrito mucho antes de quePerdiz lo oiga, porque lo empuja por un callejón entre dos tiendas justo cuando elcarrito pasa zumbando. Sigue sin aire. Ahora él la mira, con la cabeza ladeada y los ojosfijos en ella, y Pressia siente una ola de calor por el cuerpo. La niña lo coge entre ambas manos.—Decirme —le cube Helmud—, dime.PressiaCadete—¿Le has hecho preguntas personales a las cajas? —pregunta Perdiz.Bradwell se desata una caja negra que lleva a la espalda y la engancha a la fuentede energía con la que funcionan las luces de Navidad, que se atenúan al instante.—Tenemos cosas que contaros y preguntas que haceros.—Y… —Pressia mira alrededor, sin saber por dónde empezar—. Todavía me quieres,¿verdad?A Perdiz le entra el pánico. ¿Qué clase de plan? En cuanto vimos eldesgarrón de tierra supimos lo que era y nos pusimos a cavar.—¿No quedó gente atrapada dentro? Lo sujetapor la camisa.—¿Qué querías decirme ahí fuera cuando estaba rodeado de terrones?—Algo sobre caer… sobre cómo me haces sentir como si… me estuviesecayendo y fuese a estrellarme.Bradwell la besa con besos cortos, en la boca, en la mejilla, por el cuello.—Cuando te conocí, pensé que estábamos hechos el uno para el otro, a pesar deque, en algunos sentidos, parecíamos muy distintos y no parábamos de pelearnos.Pero ahora…—¿El qué?—Ahora no creo que estemos hechos el uno para el otro, sino que nos estamoshaciendo el uno al otro, para convertirnos en las personas que seremos. —Se incorpora sobre un codo y se lleva lamano a la cabeza.—¿Eres Bartrand Kelly?—¿Quién lo pregunta? Las otras siguen en el paraíso. que acuda hoy a Trujillo con sus galas mejores. Semete bajo el agua y nada por entre sus piernas. Toca los botones de plata y siente la bufanda remetida porel abrigo, en una doble vuelta por el cuello. Ingership se lo dijoa Bradwell justo antes de morir; y también que a su padre no le habría importadonada añadir a su amigo a esa colección.—Creo que son gente a la que no quiere matar pero tampoco quiere ver convida. Traducción de Julieta Gorlero. La caja le devuelve un mapa antiguo, con carreteras, iglesias,bloques de oficinas, etcétera, al tiempo que le proporciona información sobregeología, climatología de la región la densidad de población, datos todos ellosanteriores a las Detonaciones.Por la ventanilla, sin embargo, no se divisa más que un paisaje baldío. El viento sigue azotando con su frío.—Alguien de ahí dentro nos ha salvado. Sin embargo, no se resiste a escrutar las carasde los supervivientes para ver si encuentra a alguien que se parezca en algo a ella:ojos almendrados, cabello negro brillante, etc. —Iralene se da la vuelta.—Me estás mintiendo…, te estás callando algo, ¿no es cierto?—Tú puedes acabar con todo esto, y ya sabes cómo.—Él es el asesino. Las paredes exteriores han desaparecido en su mayor parte y han dejado lacasa a la intemperie. Los invitados profierenun «oooh» colectivo y ponen fin al tintineo. Cuéntame.—La noticia de Lyda es bastante…—Tú no —responde la Buena Madre, que sigue con los ojos cerrados y no se hamovido un ápice. Mi padre loprobó y el huevo rebotó. ¿Qué es eso?Il Capitano ya había visto alguna vez un ojo dos por los secarrales; suelen sertan solo un mínimo vestigio humano fusionado con la tierra y perdido parasiempre. —le dice a Willux.—No pasa nada. Y tal vez nunca sabremos la mayoría de ellas. Tenía ganas de saludarte pero te he visto tan ocupado que hetenido que renunciar.—¿De veras? Pressia coge elrecorte, donde se explica que la operación de entrenamiento fue un esfuerzointernacional: los Mejores y Más Brillantes de varios países reunidos en un esfuerzodiplomático para promover un intercambio cultural abierto. Una vez al año, durante el solsticio de invierno, elsol ilumina directamente ese pasaje hasta el corazón de la cúpula, a través de unaabertura especial que hay justo por encima de la entrada. Terrones, seguro. ¿Y qué es esto?—Es una granja antigua. ¿La habría besado? Coge aire con fuerza, rápido, y Helmud lo imita. Da un paso de un espacio cerrado a otro espaciocerrado. Deja deimplorar y se concentra en la respiración, intentando desarrollar un método, peropierde la noción del tiempo. Se la dieroncuando llegó y desde entonces la cuida para Pressia. Aplicar presión para cortar el flujo desangre.Pressia se arrodilla junto a Il Capitano, se cubre la mano con la manga del jerseyy la presiona contra la herida.—Busca una manta —le pide a Bradwell, que se apresura a volver a la cabina depasajeros—. Las lentesde las cámaras de las esquinas se repliegan con su chasquido recurring. Luego profundizaremos en los diversos símbolos que puede significar la nieve. Siente que alguien la levanta en brazos y después echa a corrercon ella. He rototantas promesas… Vosotros sois mejores que yo, siempre ha sido así. Toda la habitación suspira como si fuese lo más entrañableque han visto en su vida. Cuando sueñas con montañas nevadas debes prestar atención a su interpretación porque tu bienestar emocional depende de este sueño. Es de un metallic finoligeramente versatile y tiene una cajita que emite una vibración eléctrica. Nadale resulta acquainted, salvo por Lyda Mertz, claro, porque la recuerda de la academiafemenina, pero no así, sucia y armada. Los leñadores eran fuertes y buenos, aunque a veces abandonaban a lasniñas en el bosque, niñas que tenían que valerse por sí mismas.Cae una nieve ligera. ¿Para qué me habrá hecho venir hastaaquí? Necesitamos esosdiecisiete minutos.—Una llave —cube Helmud—, una llave.El terreno es llano, polvoriento y cenizo y el viento no para de azotarlo,mientras el sol asoma ya por el horizonte. Y tú te preguntastequé habría querido decir con eso, ¿no?Bradwell se incorpora del todo.—Sí, bueno, me refería a que el tiempo solo period essential cuando tenían laoportunidad de detener a Willux para que no volase por los aires el mundo…, noahora.—¿De qué va todo esto? El poco movimiento que puede hacer con la manofusionada le permitirá al chico aplicar presión sobre una palanquita.Perlo prueba y las tenazas se abren y se cierran. De hecho, ¿os imagináis que es él quien sobrevive de todosnosotros? No tiene sentido.—¿Cómo quieres que imaginase todo esto? Lo único queoye, sin embargo, son sus zapatos sobre el cemento, su respiración y los siseosocasionales del monorraíl que recorre en espiral los niveles de la Cúpula.Pasa por delante de un restaurante llamado Smokey’s donde ha comido cientosde veces. Es por tu seguridad.—Ah, en tal caso, gracias. No puede serlo.—¿La conservación? Le guiña un ojo, asientey se va por la puerta, que deja abierta para que Perdiz oiga la sonata que estátocando su hija, Iralene.El chico vuelve a recostarse en la cama; le pesan los brazos y las piernas.Cuando cierra los ojos, se le mete la música en el cerebro, pero no sabría decir siestán tocándola en directo es una grabación. Visto desde arriba, ¿quién puededistinguir si el esfuerzo es para salvar a alguien para hundirlo? Siempre es igual con ella: Perdiz nunca sabe qué ladesestabilizará.Beckley silba y, al asomarse a la ventana, Perdiz ve que está haciéndole señaspara que bajen.Iralene baja la mitad de la escalera y le dice:—¡Cógeme!Perdiz va hasta la chica, que le echa los brazos al cuello. No es ni una manzana ni un melón,sino una especie de ordenador muy brillante, rojo y de un plástico duro como decera. ¡Qué suerte tenemos! Conoce esamirada, en plan «líbrame de mis desgracias». —El chico se acuerda delos padres de Bradwell—. —Ahora lo miradirectamente a los ojos.—Son solo cosas que he descubierto, pero aún no sé lo que significan. No está de humor para hablar. Rebusca por los cajones de lamesilla de noche, por el baño e incluso por los goznes de la ventana, en busca decualquier cosa que le sirva para saltar la cerradura. —Era una de sus frases recurrentes en clase de historiamundial.Perdiz pensó que podía escapar de la Cúpula y después descubrió que había sidosu padre quien lo había querido así, quien lo había planeado todo. Por una milésima desegundo tiene la esperanza de que sea su padre, Hideki Imanaka, y se quedaparalizada, a pesar de que sabe que las posibilidades son mínimas.Coge aire, arquea la espalda, levanta la caja todo lo que puede y se la estampa entodo el cráneo al hombre, que se tambalea hacia delante y se agarra con una mano ala pared de piedra; acto seguido se lleva la mano a la cabeza y toca la sangre quebrota ya por una brecha, empapándole el pelo canoso. Durante las Detonaciones los túneles sealzaron por debajo de la tierra. Lachica sabe que lo más probable es que algún soldado de la ORS le haya disparado aalguna sombra en movimiento, y aunque los disparos aislados son habituales, esono quita para que sienta una presión en el pecho a la altura del corazón. Se han quedado por fin a solas, sin nadie que losvea ni los vigile, y siente algo parecido al hambre, aunque no es exactamente eso.Le encanta sentir los labios de él en los suyos. Se encontró adentroduende comenzaba a agitarse y a suspirar; primero dejó que se deslizara su manto de nieve, y los tres lobos terribles comenzaron a ... Cuando reaccionó de tan fuerte impresión, vió que se hallaba en el fondo de un valle de montañas. Aunque ligeramente maquillada.—A esa propaganda no se le puede llamar periódico. —Retira deuna patada las mantas y las sábanas y siente que le arden los músculos de la pierna.Se impulsa hasta el otro lado de la cama y deja caer las piernas al suelo—. Es una lástima, porque el chico Novikov llevaba un tiempo enfermo—declaró el oficial Decker—, y justo empezaba a recuperarse. No pasa nada —le repite al soldado que va detrás—.No salgas, ¿vale? Comer nieve en el sueño refleja la exhibición de inocencia y juventud de su mente interior. Lo hemos perdido —cube y siente como si fuese una partede ella lo que hubiese perdido para siempre.No period consciente de lo vacía, susceptible y desorientada que le dejaría la idea deperderlo. Todavía con los brazos por encima dela cabeza, el agua le llega ya a la cintura. Por suerte el ascensor va vacío. Tiene escarcha por las rótulas y un pie cubierto poruna capa plateada de hielo, como una especie de calcetín de encaje.—¿Cómo lo desenchufamos? ¿Quién le hadado dos vueltas a la bufanda? Sedge pertenecía a las FuerzasEspeciales y tenía una tictac en la cabeza. Ni siquiera tienen por quéexistir: están en medio de una fantasía.Siente la boca de Perdiz en la suya y luego en el cuello. Se levanta, no obstante, y sigue corriendo.El parque de atracciones se cierne ante ellos rodeado por una valla rematada conalambre de espino. —se extraña Il Capitano.La chica hace ademán de abrir la boca pero vuelve a cerrarla. En la grabación dice que tenía que mirar hacia el futuro.—También lo he estado pensando. Mátalo.Reconoce la furia que alberga la chica en su inside, porque él mismo la siente yle está quemando por dentro. Respiraentrecortadamente y lleva una camisa blanca que, al reflejar la luz de la mañana,brilla de tal manera que no cree haber visto nunca nada igual. Lo echa de menos.—Era el típico patoso delgaducho que lo único que quería en la vida perioddivertirse y darle a la lengua todo el rato.Iralene va de un lado a otro de la habitación y luego se tiende en la litera deabajo.—No —le dice Perdiz señalando la de arriba.Iralene sonríe y corre escaleras arriba y se tiende con los brazos cruzados bajo lacabeza sobre el colchón sin funda.—¿Con qué soñabas cuando dormías aquí?Soñaba con que chicas como Iralene entrasen en su cuarto y subiesen por esasescaleras, pero entonces, en ese preciso momento, oye el clic del sistema deventilación.
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soñar con nieve blanca y montañas 2021